Frente a la puerta de San Pedro, había una taberna. a cuya puerta se sentaba, día y noche, hiciese frío o calor, esta viejecita.
Su cometido era vender tabaco y cerillas.
La recuerdo, sobre todo, en invierno, y aunque encogida por el frío y la lluvia, ella no dejaba su puesto, al pie de la taberna.
Esta pieza ha sido modelada en barro refractario, decorada con óxidos y porcelana blanca.
Cocida a 1000º y 1210º respectivamente.
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